miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Sin ti? Ni de broma


No sé. Parece que esa es mi frase.
- Oye, Mimi, qué tal si…
- No sé.
- Mira, Mimi, qué te parece si…
- No sé.
Agg. Lo cierto es que me odio un poco a mí misma. Tan decidida para algunas cosas y tan echada para atrás en otras. A veces incluso me doy la sensación de que soy un poco retrasada. En fin, supongo que será parte de mi encanto; porque, nene, como tú dices, qué tendré para que seas tan genial conmigo.

Sé que no paras de repetirlo y que lo seguirás haciendo pero, ¿en serio que piensas que estoy por encima de ti? Oh no, para nada. Puede que tenga muchas cosas buenas y, no te lo voy a negar, no me considero una persona “mala”, pero todo lo que tengo de bueno se compensa con todos mis defectos. Ya lo dijeron los chinos: “La armonía se basa en el equilibrio de los opuestos y blablabla…” Todo muy bonito, pero yo no soy tan bonita como te piensas.

A veces siento que no voy a estar a tu altura. Entiéndeme, no sé qué esperas exactamente de mí. No sé cómo hacer las cosas. No estoy acostumbrada a este tipo de relación. Y ¡oh, sorpresa! ¡Yo también me como la cabeza! Creo que esto nunca te lo he llegado a decir, tampoco sabía muy bien cómo expresarlo. Pero simplemente me limito a dejarme llevar, a hacer lo que siento en cada momento, lo que creo que puede regalarme una de esas sonrisas tuyas de niño pequeño que tanto me gustan; de esas que te salen sinceras, de las que se contagian por cómo te brillan los ojos. De las que me enamoran.

Son pequeños gestos, pequeños instantes que parecen que pasarán desapercibidos hasta que te sorprendes recordándolos mirando un punto fijo y deseando que un momento similar se repita.

Sin duda alguna me quedo más que satisfecha por todos esos instantes mágicos que me has dado sin darte cuenta, por todo lo que me haces pensar y sentir cuando andas cerca y cuando estás lejos.

Por cómo me valoras y por cómo espero yo también compensarte.

Sin fallos. Sin demasiados tropiezos, por favor.

Sin tener que pedir perdón demasiadas veces (sólo por las que no tengan importancia…).

Sin… sin… sin… sin que no haya ningún día en el que no me digas un te quiero. Sin que no haya un día en el yo me acueste sin estar más enamorada de ti.

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